29 de agosto de 2012

El poder de la música: cuando se convierte en pasión

Hace unos años me quedé asombrado con un concierto de música clásica que emitieron en La2. Aunque no me interesa mucho ese tipo de música (la respeto enormemente) mi asombro llegó al ver quién era el director de la orquesta. Cuando alguien nos habla de música clásica nuestra mente imagina a unos músicos serios, bien vestidos, concentrados en sus instrumentos, siguiendo las pautas de un director también respetable, mayor, de pelo cano y con cara de mala hostia. En este caso el arquetipo de director de orquesta no se correspondía a lo que la mayoría nos imaginamos.
No lo conocía, pero que fuera negro me llamó poderosamente la atención. Creía que en ese ambiente “elitista” no tenía cabida alguien con rastas hasta el culo, alguien que sostuviera la batuta en la oreja cual lápiz de carpintero y, además, se atreviera a divertir al público con diferentes números musicales. Consiguió, como he dicho, que me quedara absorto viendo el espectáculo. El siguiente paso era descubrir de quién se trataba. No me costó: Bobby McFerrin, autor de la mundialmente conocida y asimilada en nuestras conciencias, Don’t worry be happy.

No sé qué capacidad tendrá como director de orquesta o qué opinión generará en los conocedores de este mundo, pero que una persona consiga enganchar a un neófito como yo a un concierto de música clásica tiene mucho mérito. La capacidad de atraer, de divulgar de enseñar de este pequeño rastafari no es nueva.En este vídeo-demostración podemos observar qué tipo de persona es y qué capacidad tiene de trasmitir sus conocimientos musicales. Nos enseña que todo el mundo es capaz de usar el lenguaje de la música. En este caso, la escala pentatónica (habitualmente utilizada por los músicos de heavy metal):



Si hablamos, como en el caso de McFerrin, de la capacidad de transmitir, no debemos olvidar a Benjamin Zander. Este director de orquesta británico nos habla de los entresijos de la música clásica, cómo sus secretos se siguen usando hoy día en muchas composiciones, como bandas sonoras, películas, videojuegos… El vídeo está subtitulado al español y, aunque no tengamos ningún interés en este tipo de música, el vídeo nos revelará cosas muy interesantes puesto que está dirigido a personas que nunca escuchan música clásica y a los que se consideran sordas musicalmente. Benjamin Zander nos explica que nadie es sordo musicalmente, que todos tenemos un oído fantástico.

Esta entrada está escrita originalmente (por mí) para la página moosic.es

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