Vivimos en un mundo en el que, al igual que Matrix, recibimos información real (aquello que captamos a través de nuestros sentidos lo que vemos, olemos, oímos, sentimos…) pero además percibimos información que parece irreal, o que escapa, de primeras, a nuestra comprensión. Casi siempre se habla de engañar a la vista. A través de efectos visuales, espejismos, percepción… se contribuye a crear una imagen en nuestro cerebro que no es real. En el mundo de la música también nos engañan. Desde las discográficas cuando remezclan y remasterizan un disco hasta los vendedores de El Corte Inglés. Pero darse cuenta del “engaño” es súmamente difícil. Mi opinión personal es quedebido a la sobre exposición que llevamos sufriendo durante años al reproductor mp3, nuestro oído se ha acostumbrado tanto a la escasa calidad del archivo comprimido, como a la forma poco adecuada de escuchar música (a través del móvil o del reproducotr mp3). Evidentemente todo el mundo tiene la posibilidad de usar archivos sin pérdida como el FLAC, o archivos con una pérdida tan ínfima que resulta imperceptible (mp3 a 320 kbps). No es menos cierto que son pocos los que se esmeran por tener su música en la mejor calidad posible. Esta mala costumbre es algo de lo que se aprovechan los vendedores de minicadenas y de pequeños equipos de música.
En audio, el volumen se usa para “engañar” al oído. Muchas veces lo que se oye como mejor simplemente se oye a mayor volumen. Como hemos comentado, las ilusiones no sólo son ópticas, también existen ilusiones acústicas. En este vídeo que dejo a continuación se puede ver cómo las pruebas de sonido que se puedan hacer en una tienda no tiene validez alguna empezado porque manejan el volumen a su antojo. Cuando termine el vídeo volvedlo a reproducir. ¿Es o no es fácil engañar al oído?
Una vez demostrado que el hay que tener mucho cuidado con lo que se escucha, o con lo que nos dicen que suena bien o mal, el siguiente paso que me gustaría tratar es el de la importancia “relativa” de los elementos necesarios para escuchar música.
¿Es necesario gastarse cientos o miles de euros en un reproductor de CD, DVD para escuchar mejor nuestros discos? ¿Mejor gastar nuestros pocos ahorros en un amplificador? ¿En los cables? ¿En los altavoces?
Me gustaría desmitificar la importancia del reproductor. Gracias a una de las muchas pruebas ciegas que realizan en MatrixHifi podemos ver los resultados de una comparación entre varios reproductores de CD de distintas gamas. Estas pruebas consisten en exponer a una serie de escuchas a un grupo de gente. Alternan el aparato que quieren comparar pero los sujetos a la prueba nunca saben qué aparato está funcionando, sólo se dedican a intentar distinguir qué suena mejor. Las pruebas se realizaron en la misma sala, con los mismos elementos necesarios para la reproducción, cambiando en este caso solamente el reproductor. Para resumir: los resultados dictaminaron que no se encontraron diferencias audibles entre un Sony SACD valorado en 2000 euros y un Discman que no cuesta más de 100. Es decir, que el reproductor de CDs no influye en el sonido final. Un consejo: cuidado con la sugestión. Tendemos a pensar que algo se escucha mejor cuanto más caro es.
Estos resultados son extrapolables, grosso modo, al amplificador y los cables. Entonces ¿qué aspecto debemos cuidar? El elemento fundamental para una buena escucha son los altavoces (cajas) y, sobre todo, el tratamiento acústico de la sala: elementos que no interfieran en el sonido (ventanas, cristaleras) y la dirección y colocación de las cajas. Una caja mal colocada puede influir tremendamente en el sonido final. En este vídeo podemos ver cómo influyen en el sonido los distintos elementos en una habitación. Estando vacía, con la ventana cerrada, con la ventana abierta, con paneles absorbentes…
Lo primero que debes hacer es colocar lo mejor posible tus altavoces formando, en la medida de lo posible, untriángulo entre ellas y el escuchador. Evita las cristaleras. Si es posible usa cortinas en las ventanas. ¿Qué nos interesa? Debemos intentar escuchar la música tal y como se grabó en el estudio, es decir buscar una respuesta plana. Lo más fiel posible a la grabación. Que todas las frecuencias midan por igual, que no existan picos de agudos ni “bolas reverberantes” de graves. Si, después de hacerlo, no te gusta el resultado a plano, siempre puedes retocarlo a tu gusto con el ecualizador. Subir los agudos, los graves…
Recomiendo visitéis la página de Matrix Hifi, os paseéis por sus pruebas ciegas y por sus foros. Seguro que después de dar una vuelta por allí pensaréis que no es necesario gastarse un montón de pasta para escuchar un disco en condiciones.
Artículo escrito por mí en Moosic.es