Desde hace unos tres o cuatro años -quizá más- el disco de vinilo ha experimentado un aumento, tanto de difusión como de ventas enorme. Las tiendas online, Internet y las descargas han contribuido a ello. Muchas personas, extasiados ante la posibilidad de tenerlo todo a un clic han encontrado o recuperado en el vinilo una plataforma distinta para escuchar música. Otros lo han hecho atraídos por lo vintage, por las carpetas, por su sonido o por el ritual… cada uno tiene sus motivos.
Desde siempre han existido múltiples formas de escuchar música. Desde la música en la calle, los conciertos, hasta los reproductores de mp3 de ahora. Entre medias han coexistido multitud de formatos musicales: los gramófonos y los discos de pizarra, los discos de vinilo, el cassette, el formato 8 pistas, el compact disc, el SACD, DVD… hasta el mp3 de nuestros días. Unos llegaron para quedarse, otros murieron en el intento y a otros los enterraron vivos para, pasado un tiempo, renacer de sus cenizas.
En los años 80, con el lanzamiento del CD, la industria se encargó de dilapidar todo lo relacionado con el vinilo. Lo vilipendiaron con ediciones lamentables, escuetas, con el disco doblado, mal prensado o con un gramaje tan fino como una hoja de papel. Mientras, la industria musical y su entorno alzaban la voz por el compact disc venerando sus múltiples cualidades (que las tiene) consiguiendo que la gran mayoría de las personas cambiaran de formato de reproducción. Las multinacionales se forraban al vender otra vez en CD los discos que ya colocaron en su día en vinilo. Un negocio redondo. (Continúa)
Con este panorama, la década de los 80 y, sobre todo, la de los 90, pasaron sin pena ni gloria para el vinilo. En teoría desaparecido. Y digo en teoría porque desde mediados de los 2000 parece ser que ha resurgido con “mucha fuerza”. Y ha resurgido gracias, en gran parte, a Internet.
Este pasado 2011 las ventas del vinilo aumentaron en un 40% respecto al año anterior (que ya lo hicieron en un 35%). El total de estas ventas sigue representando una cifra irrisoria comparada con la venta de CDs y la venta de música digital. Pero para el segmento de población al que está dirigido, este aumento supone una revitalización del formato. Y es lo suficientemente importante como para que las editoras reediten casi todos sus discos. Se da el caso, incluso, de que bandas que sacaron sus discos sólo en CD, los reeditan ahora en vinilo. Actualmente tanto un nuevo artista como un artista consagrado que publica nuevo disco, lo hace, entre otros formatos, en vinilo. Los Rolling Stones, Fleet Foxes o Sr Chinarro, como otros muchos, llevan años haciéndolo. Lo hacen porque hay una parte importante de personas (cada vez más) que se preocupan, entre otras razones, por poseer algo tangible de lo que escuchan. También lo hacen, no nos engañemos, porque supone un aumento de sus ingresos.
¿SE ESCUCHA MEJOR EN VINILO O EN CD?
Todo formato tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Para una persona una misma característica puede representar cosas diametralmente opuestas. Yo lo tengo claro, si he de apostar por un formato físico, ese es el disco de vinilo. Ideal para escuchar en casa. Para todo lo demás, el formato digital. Y el gran perjudicado, desde mi punto de vista, el CD, que se queda en tierra de nadie. No es tan portable como el mp3 ni lo suficientemente valioso como el vinilo.
Una portada de 31 centímetros como la del LP hace que los detalles plasmados en ella se aprecien en su totalidad. Casi como un cuadro. Observar detenidamente los dibujos del Somewhere In Time de Iron Maiden mientras suenaAlexander the Great no tiene precio, o deleitarte con los personajes y sus vestimentas del Sgt Pepper’s Lonely Hearts Club Band, o descubrir detalles ocultos que en el reducido tamaño de los cedés quedan escondidos. Porque no nos engañemos, ¿Tiene el mismo impacto ver la portada de In the Court Of Crimson King en CD que en vinilo?
Sobre el sonido se ha escrito mucho en la red. Yo lo tengo claro, como formato tiene más posibilidades el CD, posee un mayor rango dinámico y necesita menos cuidados. Pero las discográficas a la hora de grabar los discos no lo han aprovechado al 100%. Quizá sí en su primera etapa, en los 80, pero desde 90 hasta la actualidad el querer sonar más fuerte, más alto, para destacar en la radio y en los equipos de música domésticos de medio pelo han contribuido a esta pérdida de calidad sonora. Este punto daría para un artículo en concreto y ahora no es momento de entrar en detalles. Para los curiosos, investigad sobre el famoso loudness war ( guerra del volumen).
La escucha de un disco de vinilo puede resultar mucho más orgánica, más en consonancia con nuestro oído, más natural (aun con sus imperfecciones). La liturgia de escuchar música en LP, buscar en tu colección observando las portadas, sacarlo, leer las letras, limpiarlo, ponerlo, sentarse y disfrutar. Y por supuesto, levantarse a darlo la vuelta.
Para algunos, y lo comprendo, puede resultar un verdadero coñazo estar pendiente de tantos detalles. Yo lo veo como el buen vino. Hay que oxigenarlo, paladearlo, disfrutar de cada detalle. Es un ritual. Los hay que lo aceptan y los hay que no. Cuestión de gustos.
Decantarse por este formato es, además, una apuesta ganadora. Una buena colección de vinilos apenas pierde valor con el paso de los años (en muchas ocasiones lo aumenta). Si en un futuro decides deshacerte de tu valiosa colección de vinilos tienes muchas más posibilidades de recuperar dinero que si esa misma colección la tuvieras en CD.
Otra de las ventajas que le encuentro es que, en este mundo musical dominado por el hit, la canción pegadiza en detrimento del disco como obra global, el disco de vinilo obliga al escuchante a hacerlo en su totalidad, dada la “imposibilidad” de cambiar de canción. Con un CD o mp3 basta con pulsar un botón para reproducir varias veces tu canción favorita o para saltarte aquella que consideras estropea el disco. Escuchar el disco de principio a fin ayuda a redescubrir nuevas canciones y a penetrar en las capas más profundas del disco. Con cada escucha encuentras nuevos detalles que, seguramente, con el CD o el mp3 habrías pasado por alto. Este punto, para mí, tiene un valor incalculable.
Todavía hay grupos que editan el mismo disco con masterizaciones diferentes para el vinilo. ¿Suena igual Stadium Arcadium de Red Hot Chili Peppers en CD que en vinilo?
Estas ventajas superan en mi opinión las desventajas que sin duda tiene, como los posibles ruidos de fondo debidos a la suciedad del disco, al desgaste del mismo, o las archiconocidas frituras, además del espacio que ocupan y el mantenimiento que requieren.
UN MUNDO APARTE
Introducirse en el mundo del vinilo es hacerlo en un lugar apasionante. Rápidamente te das cuenta de que disfrutas tanto buscando esa edición con vinilo en color que te falta como escuchando el disco. El disfrute, como en la vida, se encuentra también en el camino, en la búsqueda. Investigar por la red, hablar en foros, buscar en eBay o en mercadillos, todo ello forma un mundo verdaderamente apasionante. No se trata sólo de comprar y escuchar. Quien sólo busca la inmediatez de poner y escuchar no disfrutará nunca del mundo del vinilo. O no lo disfrutará en plenitud. No está hecho para personas impacientes.
¿DÓNDE CONSEGUIR DISCOS DE VINILO?
Es indudable que los tiempos han cambiado. Y lo seguirán haciendo. En la era pre-Internet las tiendas de discos se encargaban de abastecer a los melómanos compulsivos. Te acercabas una tarde a tu tienda de discos con la idea de encontrar algo interesante. Una vez dentro el tiempo se detenía. Rápido vistazo. Dos clientes, uno en la sección de Pop Rock, el otro hablando con el encargado. Tengo quince años y me mola el heavy. Entro directo hacia una estantería: heavy metal y hard rock. ¿Por dónde empiezo, por la a de Annihilator o por la z de ZZ Top? Como está más cerca la i de Iron Maiden, empiezo por la a. Coloco mis dedos de la mano derecha sobre el primer disco. Con el corazón paso los discos velozmente y con el pulgar los detengo. Comienza el rastreo. Una balda tras otra. La misma balda con los mismos discos de la semana pasada. No importa, siempre puedo encontrar gratificantes sorpresas. Mi técnica de pasar discos es tan depurada que en un momento dado apenas me fijo en las portadas. Mantengo la mirada fija observando el disco en conjunto: portada, nombre, precio. Portada, nombre, precio… Hasta que de repente… ¡Ride the Lightning de Metallica a mitad de precio! Yo, un adolescente sin apenas recursos, por fin puedo comprar tan ansiado disco. Lo cojo tan apresuradamente que el Load se me cae al suelo. No importa.
Hoy en día apenas podemos visitar tiendas de discos. Sobre todo aquellos que no vivimos en una gran ciudad. La crisis y, sobre todo, Internet (con sus descargas) y la venta on-line han desbancado a las pequeñas tiendas de discos. Aunque todavía quedan pequeños galos que resisten al imperio. Ojalá pudiera pasarme todas las semanas por la calle Tallers de Barcelona a sumergirme entre portadas golosas.
Como he dicho, el mundo del vinilo hoy en día está íntimamente relacionado al mundo digital, y es que Internet a supuesto un escaparate ideal para este formato. Existen multitud de lugares donde comprar discos, tanto nuevos como de segunda mano. La página más clásica es eBay, donde si el vendedor tiene el 100% de votos positivos no existe problema alguno con la compra. Con el paso del tiempo otras páginas se han subido al carro. Priceminister es del estilo de eBay, una tienda virtual de compra-venta, pero sin subastas. Todocolección está más enfocada a aparatos de colección de cualquier tipo, pero también tiene un gran apartado de ventas de discos, suelen ser tiendas físicas que, además, utilizan esta página para vender. Ah, y es española. Otro gran lugar para comprar discos de vinilo es, por supuesto, Amazon.es, de total confianza. Para vinilos nuevos es la mejor opción, ya que sus precios no tienen competencia.
Es posible que el romanticismo de acudir a una tienda de discos se haya perdido, pero la posibilidad que nos brinda la red nos ha abierto aún más puertas. Lo tenemos todo a un clic de distancia. Puedo informarme, preguntar, pujar, comprar, vender, estudiar…
¿Vinilos nuevos o de segunda mano? ¿Qué edición comprar?
Si quieres comprar un disco de los Beatles, Rolling Stones, Neil Young, o cualquier artista de los 60, 70 es recomendable buscar una buena copia de aquellos años y no la reedición actual, que suele salir de la edición remasterizada del CD. Aquellas grabaciones son más fieles al sonido de entonces, cuando todo era analógico. Por el contrario, puede ocurrir que no estén en perfecto estado, debido al inevitable paso del tiempo. En este punto debes valorar qué prefieres, una reedición totalmente nueva, o una primera edición con pequeñas marcas. Sí es cierto que algunas ediciones actuales son mejores, con carpetas que antes sólo servían como funda del disco, ahora se convierten en parte del mismo, incluyendo letras, fotografías… además de presentar el vinilo con un mayor gramaje. Esto ayuda a su conservación, se doblan más difícilmente y mantienen mejor el sonido. No debemos olvidar que el sonido de un vinilo se produce por consecuencia del rozamiento producido por la aguja (de diamante o zafiro) con el surco del disco. Pero no hay por que preocuparse. Tengo discos con más de 40 años que suenan perfectamente, y otros en CD con 10 años que están para el arrastre. Al final se reduce a cómo conservas los objetos.
Para los que no han leído nada han saltado hasta aquí mi opinión es que, en la actualidad, bajo el reinado de Internet, el formato físico de música que tiene más futuro es el vinilo. Resulta perfectamente compatible con el mp3, que se usa mayormente cuando sales de casa. Considero que para el hogar, el ritual de pinchar un vinilo puede despertar sensaciones perdidas. Porque no todo se reduce a la música. Hay que interactuar con ella. Si El Corte Inglés cada vez tiene más estanterías con discos de vinilo será por algo…
Buen blog, sigue así.
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